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Teletrabajo, ¿es para todos?

El Teletrabajo: Explorando sus Pros y Contras

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3 minutos
persona con ordenador teletrabajando con niños al lado

A pesar de que el teletrabajo es algo que existe desde que existen trabajadores –los zapateros de la edad media ya trabajaban en sus propias casas y luego llevaban el material a un maestro zapatero que los vendía todos juntos, y así con cientos de profesiones-, tenemos que reconocer que el año 2020 fue el momento histórico revolucionario que hizo que todos nos enterásemos de lo que era, sus beneficios, sus desventajas y de que hay trabajos que, aunque se quiera, son imposibles de trasladar.


En marzo de 2020, cientos de miles de empresas alrededor de todo el mundo, se vieron obligadas, de la noche a la mañana, a atender a sus empleados en esta nueva modalidad de trabajo. Y si, es que muchos no se lo tomaron en serio, otros vieron unas vacaciones forzadas y unos pocos se prepararon de forma previa a la posibilidad del remoto. Que lo consiguieran o no, es otra historia.

Ordenadores que no funcionaban, correos sin configurar, aplicaciones nuevas para muchos, y sobre todo, esa sensación de que “en casa se trabaja menos” que afectó de mala manera tanto a empleadores como empleados.

Cuatro años han pasado ya y lo cierto es que la mayoría de las empresas ha aceptado que la modalidad de teletrabajar es algo para lo que hay que estar preparado. Algunas, las que han sabido adaptarse bien, incluso ofrecen incentivos y muy buenas condiciones a los empleados que teletrabajan, como prestaciones para Internet y consumos energéticos. Otros ya no ofrecen ni siquiera la posibilidad de trabajar en oficina.

Pero, ¿qué pasa si nunca he teletrabajo, y ahora, me ofrecen esta opción?


Todos recordamos aquellas reuniones en video llamada donde la gente salía en pijama, o los niños chillaban de fondo. Eso ya es totalmente del pasado. Estamos absolutamente acostumbrados a cómo funciona y las situaciones más sencillas se evitan fácilmente.


¿Qué necesitamos para teletrabajar?


  • Un ordenador, lo normal es que te lo de la empresa, así que no te alteres.
  • Una zona exclusiva de trabajo, a ser posible que no conviva con otras actividades.
  • Una buena ventana, tanto para luz, como para fijar la vista al horizonte.
  • Una silla de trabajo de verdad, la higiene postural es tremendamente importante.
  • Una buena conexión a Internet en casa y un plan B para viajar.
  • Una rutina, que estés en casa solo es una ubicación, recuerda tu dedicación.
  • Un organizador de pared; fechas de entrega, vacaciones, reuniones, muchas cosas que está bien ver de un solo vistazo y sin buscar en segundas aplicaciones.


Con respecto al ordenador, la mayoría de las empresas que ofrecen esta opción, saben que ofrecer sus propias máquinas es la opción válida. Sus dispositivos estarán adecuados a las necesidades, con los programas instalados, las claves y sistemas de seguridad, capados para evitar atentados externos y, al ser propiedad de la empresa, podrán ser monitorizados, ya sea por un servicio técnico o por un departamento de calidad. Recuerda que, en grandes empresas, tras superar el periodo de prueba puedes pedir otro material de oficina; segunda pantalla, mesa, silla, etc.

Una zona exclusiva de trabajo; sobre todo si has estudiado durante interminables horas, sabrás que lo mejor, es tener una zona tranquila y exclusiva a esta dedicación. Ya no solo para poder estar concentrado mientras trabajas, si no para poder separar tu tiempo laboral de tus horas de ocio. Trabajar en el dormitorio o en la cama hará que recuerdes esa tabla en la que no te cuadraban los decimales mientras tienes tus momentos de intimidad, y te lo aseguro, no mola. Busca una habitación, y si no es posible, un escritorio retráctil o armario en el que poder esconder todos tus “archeles” cuando no estás dedicándote a ello.

Los trabajos sedentarios tienen grandes desventajas, pero en casa son quizás más fáciles de solventar, una ventana que nos ofrezca luz natural será una aliada, tanto para ver, como para mirar. Y es que levantar los ojos de la pantalla y mirar al horizonte ayudará a prevenir dolores de cabeza y otras complicaciones de la vista. Y al igual que la vista, la espalda y las piernas son los otros dolientes. Evita usar sillas de comedor, no vas a pasar en ella del aperitivo al postre. 8 horas son mucho tiempo. Un silla regulable en inclinación, altura, con reposabrazos y si, con ruedas para mejorar tus desplazamientos al levantarte, hará que las 8 horas con sus pausas de corto recorrido, no pasen factura a tu cuerpo.

Una buena conexión a internet; La fibra llega ya a lugares inimaginables, a donde incluso los carteros van una vez a la semana. Así que no hay excusa para no tener una buena conexión. Sin embargo, dependiendo de la dedicación de la actividad, puede ser que haya ocasiones en las que menos calidad te sirva. Y es que teletrabajando puede que tengas que subir archivos pesados o trabajar directamente sobre servidores, tener llamadas mediante VoIP o simplemente estar disponible por un chat de bajo peso de forma continuada. Si vas a viajar mientras teletrabajas recuerda, todas las empresas te van a permitir la movilidad dentro del país, pero cuando quieras salir te lo van a tener que autorizar para modificar los ajustes de red. Y no olvides un plan B por si falla la conexión que vayas a usar, una tarjeta prepago con gigas ilimitados siempre es una buena opción.

Una rutina; existen diferentes tipos de trabajo en casa y no todos son para todos.

Si tu empresa te ofrece un horario de servicio, deberás fichar en la entrada, en la pausa del almuerzo (Obligatoria según la legislación española, aunque teletrabajes) y fichar en tu salida. Las horas de servicio variarán según las condiciones pudiendo ocupar días festivos y horarios nocturnos, estas horas, en esta modalidad son fácilmente demostrables y quedan registradas para su pago o convalidación por tiempo extra.


La otra opción es que tu empresa te pida trabajo por objetivos, en esta variante, aunque deberás fichar tus horas de trabajo, no estarás sujeto a la realidad horaria, por lo que tendrás la libertad de irte a comprar al súper cuando no hay nadie o trabajar de noche si eres más tipo búho. Sin embargo, aunque en ambas te puedes quedar dormido en los laureles, esta modalidad es si eres una persona responsable y comprometida.

Lo importante a recordar es: vestirse de calle –sí, aceptamos chándal- cada día. Salir al menos a saludar a un vecino, tirar la basura o dar un ligero paseo. No comer frente al ordenador. No aceptar visitas de amigos en tus horas de trabajo. Levantarse cada par de horas a rellenar la botella de agua. Recordar la higiene postural.


En definitiva, teletrabajar puede ser la panacea, o tu mayor enemigo. No vayas en busca de un trabajo por ser la mejor opción de teletrabajar si lo que quieres es pasarte el día en pijama y ponerte Netflix de fondo. Pero si quieres usar tus pausas del café para ducharte después de haber ido a correr antes de trabajar, o para poder comer en familia, sin duda es una opción fantástica.

Y fiscalmente debes tener en cuenta que: ahorras en transporte, en vestimenta y daños colaterales (maquillajes, peluquería…), en cafés de máquina, y en la mayoría de las ocasiones, en medicinas.

Todo esto, os lo escribo plácidamente desde casa.


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